📚 El Principio de Premack: Convierte Tareas Aburridas en Hábitos Productivos 💪
Con septiembre llega esa sensación de un nuevo comienzo, y con ella, las ganas de establecer nuevos hábitos y rutinas que, a menudo, parecen difíciles de consolidar. Si te suena familiar, no te preocupes. ¡No estás solx! A veces, esas buenas intenciones se quedan solo en eso, pero hoy te propongo un pequeño truco para transformar esas tareas aburridas en hábitos más productivos. ¡Vamos a hacerlo más fácil y llevadero!
En 1959 David Premack plantea la idea de que “una conducta de alta probabilidad puede reforzar a una conducta de baja probabilidad”. Esto es conocido como el “Principio de Premack” o “La ley de Premack”, pero ¿Qué quiere decir esto y cómo podemos usarlo a nuestro favor?
¿Qué es el Principio de Premack?
Básicamente, lo que Premack nos viene a decir es que si quieres aumentar la probabilidad de realizar una tarea que no te gusta (Ej.: acabar ese informe, ordenar la casa, ir al gimnasio), debes hacerla antes de una tarea que ya está implantada como hábito (Ej.: mirar redes sociales, ver una serie, darte una ducha) y que sirva de reforzador.
Algunos aspectos a tener en cuenta: (1) es importante saber y definir bien aquella conducta que quiero implantar. No es lo mismo proponernos “hacer deporte” que “salir a andar 30 minutos”. (2) la conducta de alta probabilidad debe ser algo que ya hacemos de manera habitual, que nos resulta agradable y que podamos hacer inmediatamente después de la conducta de baja probabilidad. Por mucho que te guste leer o salir con tus amigxs, si no lo haces con regularidad y después de salir a andar 30 minutos, no va a tener el mismo efecto.
Ejemplo Práctico
Imagina a un niño que prefiere jugar con videojuegos a hacer sus deberes escolares. Según el Principio de Premack, puedes decirle: "Primero haces los deberes, y luego puedes jugar con los videojuegos". Aquí, el jugar a los videojuegos (conducta de alta probabilidad) se convierte en un refuerzo para hacer los deberes (conducta de baja probabilidad). Con el tiempo, el niño asociará la tarea de hacer los deberes con la recompensa de poder jugar, lo que puede aumentar la probabilidad de que haga sus deberes sin que se lo tengan que pedir varias veces.
Del mismo modo, esto se podría aplicar a un adulto que trabaja desde casa y tiene dificultades para completar tareas, como redactar informes o responder correos electrónicos, pero disfruta mucho más actividades como tomar un café, revisar redes sociales, o dar un paseo. Realizando primero la tarea aburrida seguida de la placentera, aumenta la probabilidad de instaurar la primera cómo hábito.
A partir de aquí las conductas a implantar pueden ser tan variadas como desees, desde iniciar una skin-care, hasta aumentar tus autoafirmaciones positivas o dejar organizado el día la noche de antes. Así que ya sabes, ¡basta de excusas!
Recuerda:
- Identifica una tarea que sueles evitar o que te resulta difícil comenzar.
- Selecciona una actividad que disfrutes como recompensa.
- Comprométete a realizar la tarea durante un tiempo determinado sin interrupciones.
- Recompénsate inmediatamente después con la actividad que has elegido.
Con este enfoque, podrás hacer que esas tareas menos atractivas se integren de manera más fluida en tu rutina diaria, volviéndote más productivo y eficiente. ¡Pruébalo y observa cómo mejora tu capacidad para afrontar desafíos!